La obesidad afecta a más de 500 millones de personas alrededor del mundo y contribuye a enfermedades como la diabetes tipo 2, desórdenes cardiovasculares y cáncer. La obesidad es el resultado de un posible balance positivo de energía, por lo que la ingesta de comida excede al gasto, resultando en el almacenamiento de energía, primeramente como lípidos (ácidos grasos en su mayoría) en los adipocitos (células de la grasa).
Desde 2007, los investigadores saben que un gen llamado FTO está relacionado con la obesidad, pero no sabían cómo y no podían relacionarlo con el apetito y otros factores conocidos.
Ahora experimentos realizados por la PhD. Melina
Claussnitzer y colaboradores, muestran que la versión defectuosa del gen FTO causa que la
energía de la comida se almacene en lugar de quemarse. Alteraciones genéticas
en ratones y en células humanas en laboratorio indican que esto puede
revertirse, lo que ofrece la esperanza de que se pueda desarrollar un
medicamento u otro tratamiento para que haga lo mismo en las personas.
Mutaciones (cambios en el ADN) en sitios específicos en el gen
FTO conduce a una sobre-activación de un par de genes (IRX3 e IRX5) durante la etapa temprana de
la diferenciación de los adipocitos (células de la grasa). Este proceso podría conducir
un cambio en los adipocitos al incremento en las reservas de grasa y la
ganancia de peso.
El gen FTO es el switch que permite cambiar el
comportamiento de algunos genes y células claves del metabolismo, debido a su
impacto en el control del balance de la energía. Además actúa principalmente en
la diferenciación temprana de los pre-adipocitos (estimula a las células madres
para que se conviertan a células de la grasa).
FUENTE:
http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1502214#t=articleBackground
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