lunes, 19 de septiembre de 2016

¿Cómo nos hacemos adictos ?


¿Qué es una adicción ?


Desde el punto de vista de la salud, visión compartida también por la psicología, la adicción no solo es un problema, sino que es una enfermedad. Básicamente, la adicción es una dependencia hacia una situación, actividad o sustancia, que debido al placer que le causa a la persona que la realiza, se vuelve recurrente y después de un tiempo de exposición, se vuelve indispensable.
Una de las características básicas, que diferencia una adicción, de aquellas actividades que hacemos por costumbre o hábito, es la pérdida de control. Si ponemos de ejemplo al alcohol y la forma en que lo consumen dos personas, tenemos que una de las personas pueden tener el hábito, de salir cada fin de semana e ingerir bebidas alcohólicas, mientras que la otra personas pueden sentir la necesidad de tomar cantidades grandes de alcohol todos los días.
La diferencia entre estas dos personas, es que una tiene el autocontrol suficiente para mantener su deseo de bebidas únicamente en un periodo de tiempo específico. De hecho en muchos casos el deseo jamás se le presentará en los días de semana y tal vez hasta uno que otro fin de semana haga actividades que no acarreen la ingesta de alcohol, sin que el deseo se presente. En el caso de la segunda persona, el deseo se transforma en una necesidad. La persona debe ingerir alcohol para sentirse bien y ya no está bajo su control el sí bebe o no. Debe hacerlo y punto.

El efecto de las drogas a nuestro cerebro. 


NECESIDAD COMPULSIVA

La adicción es la necesidad compulsiva de repetir una conducta a pesar de conocerse sus consecuencias negativas. Este es el caso de la adicción a sustancias psicoactivas que abarcan desde el alcohol hasta los nuevos psicofármacos ilegales.
Las sustancias no tienen los mismos efectos en todas las personas, pero generalmente llevan a la conducta adictiva. Este es el caso de los opiáceos, como la heroína, de los estimulantes --por ejemplo cocaína-- y los psicodélicos, como el LSD, entre otros. Recordemos que la comunicación entre las neuronas del cerebro se lleva a cabo por medio de los neurotransmisores, que tienen receptores en las sinapsis (puntos de conexión entre neuronas). Los psicofármacos se parecen a los neurotransmisores, por lo que actúan en los mismos circuitos, activando mensajes entre las neuronas. Es la naturaleza de estos mensajes la que determina la acción del psicofármaco. Por ejemplo, los opiáceos, como la heroína, actúan en los canales del neurotransmisor dopamina; la cocaína y las anfetaminas lo hacen en los canales del neurotransmisor noreprinefina.


RUTAS DE GRATIFICACIÓN


Todas las drogas estimulan las llamadas 'rutas de gratificación' en la región limbo-cortical del cerebro. Este proceso, producto de la evolución, premia las funciones indispensables para la supervivencia. Alimentarse o reproducirse son gratificantes: si no lo fueran, la especie desaparecería.
Los neurotransmisores son los encargados de estimular este mecanismo. Al actuar sobre sus receptores y mecanismos de absorción, las drogas producen la 'gratificación'. A la administración de la droga que estimula una parte de la ruta de gratificación se le llama 'refuerzo' y habitúa al organismo a requerir más. El refuerzo crece en proporción a la cantidad de droga, su concentración y la velocidad con que llega . La obtención de una gratificación inmediata altera con el tiempo el circuito que produce la excitación y sensación de bienestar.
La adicción supone dos procesos simultáneos: énfasis en una conducta determinada y disminución de las conductas de control. El drogadicto va perdiendo los mecanismos de control y eventualmente deja de lado la comida, el sexo y hasta el sueño, por mantener acceso a la droga. La parte del cerebro dedicada al primer propósito se vuelve cada vez más selectiva, buscando estímulos y recompensas, mientras que la parte del cerebro encargada de inhibirlo se vuelve menos eficiente. Algunos neurólogos lo comparan a un auto que se acelera, mientras sus frenos se deterioran. Se cree que un circuito específico del cerebro llamado mesolímbico (en medio del límbico) dopaminérgico (activado por la dopamina) desempeña un papel crucial en el aprendizaje de la conducta que recibe 'en recompensa'.
Este es un conjunto de fibras que contienen dopamina y se conectan en la llamada 'área ventral tegmental' (VTA), que también participa en la recompensa a otros estímulos, como el sexo o comer dulce.
El consumo de drogas eleva el nivel de dopamina en esta región, ya sea por acción directa de los opiáceos o impidiendo la reabsorción de la dopamina con cocaína. El aumento crónico de los niveles de dopamina reduce el número de receptores disponibles para regularla. Esto produce una menor respuesta a la droga, disminuye la gratificación y requiere dosis cada vez mayores.



LA ABSTINENCIA COMO CONTROL O "CURA" DE LA ADICCIÓN.

La cura para la adicción de cualquier droga es la abstinencia, que desgraciadamente nunca es fácil y tiene diversas consecuencias. El proceso descrito que lleva a la adicción generalmente se revierte ante la ausencia de la droga, siendo las consecuencias diferentes de acuerdo con el tipo de droga. Conocido desde la antigüedad es el 'Delirium tremens', los 'diablos azules' de los alcohólicos, que aparece entre 18 y 24 horas después de interrumpido el consumo, causando temblores y alucinaciones, que puede ser mortal hasta en 35% de los casos si no es tratado.
En el caso de los estimulantes (cocaína, benzodiazepina, entre otras), la caída en la actividad de la zona límbica del cerebro causa depresión y ansiedad, pudiendo llegar a la paranoia. En el caso de las nuevas drogas recreativas, que combina estimulantes con alucinógenos, opiáceos y psicodélicos, las consecuencias pueden ser impredecibles y alcanzar niveles dramáticos. La ansiedad y la desesperación por obtener droga llevan a conductas extremas. La severidad de los síntomas de abstención guarda una relación directa con el tiempo y la intensidad del uso.


El proceso de la adicción se complica con un 'reflejo condicionado', que causa una asociación del consumo --y satisfacción-- con estímulos externos (así como el café o el trago 'piden' un cigarro a los fumadores).

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